domingo, 16 de diciembre de 2012

EDUCANDO LA MANO PARA EL DIBUJO

  Todos, desde pequeños, sabemos garabatear en un papel con un lápiz. Con el tiempo educamos la mano para escribir o para dibujar nuestra firma, por ejemplo. Hagamos lo mismo para el dibujo en general. Eduquemos nuestra mano a trazar, manchar, sombrear, difuminar, ... a dibujar, simplemente, lo que vemos, sobre un papel. Si aprendimos a dibujar una caligrafía, ¿por qué no vamos a aprender a dibujar cualquier cosa que veamos? Escribir una novela o realizar una obra de arte dependerá de otros factores innatos en cada uno de nosotros. Pero siempre nos quedará la satisfacción de escribir una nota, una carta, lo que sea  o un simple dibujo sin más pretensiones que la de disfrutarlo al hacerlo y al contemplarlo como algo nuestro.

  Ya tenemos los materiales a mano: un lápiz y un papel. Lo siguiente será sentirse y estar cómodos ante ellos. Dibujaremos siempre lo más cómodo y relajados posible, sentados de forma que abarquemos con nuestra mirada todo el formato del papel, sobre una mesa o tablero inclinado, para verlo bien sin deformaciones. Buscaremos siempre una buena iluminación, natural o artificial. Procuraremos que nuestra mano no nos de sombra sobre el papel y dibujaremos siempre de manera que no nos tapemos el dibujo con la mano o el brazo. Siempre debemos dominar toda la superficie para comparar y proporcionar correctamente todos los elementos de nuestro dibujo. Tomemos el lápiz de manera más relajada que cuando lo cogemos para escribir, pero siempre dominándolo nosotros a él y no él a nosotros. Como si dibujásemos sin nada en la mano, sólo con los dedos.


  Comencemos por unos ejercicios básicos de trazados con el lápiz. Con decisión, sin dudar en el trazado, controlando la presión del lápiz y la dirección haremos líneas rectas en diferentes direcciones: horizontales, verticales, oblicuas. También practicaremos con lineas curvas: circunferencias, onduladas, rítmicas, etc.

  Hay que acostumbrarse a dibujar con intención y con sensibilidad en la línea. La línea dibuja la forma y nos da información de ella. Una línea intensa, fina o inexistente nos indica el volumen, la sombra o la luz del modelo dibujado. Practicar estos consejos con formas simples como modelo, frutas, jaritos, etc, nos vendrá bien para esa "educación manual" a la que queremos llegar.

  El siguiente ejercicio que debemos practicar es el de la entonación y sombreado. Un dibujo no tiene por qué ser siempre lineal. La mayoría de las veces queremos dar forma a nuestro modelo sombreando y entonando sus luces y sombra, sus volúmenes y sus texturas. En un dibujo debemos conseguir llegar desde el blanco más luminoso al negro más intenso pasando por la mayor gama de degradados grises. Para ello debemos practicar y acostumbrarnos a las posibilidades de nuestro lápiz.

  Hay que conseguir difuminar y degradar los grises sin necesidad de utilizar ningún tipo de difuminos y nunca con las yemas de los dedos. Con esto último lo único que conseguiríamos serían manchas en nuestro dibujo más que un degradado o difuminado. ¿Cómo conseguimos difuminar sólo con el lápiz? Hay que aprender a controlar la presión de éste sobre el papel. A más presión más intenso el gris. Hay que controlar la dirección a la que voy trazando, cambiandola en capas sucesivas si fuese necesario.

  Igual que practicábamos de pequeño la caligrafía, es bueno que practiquemos con ejercicios sencillos como los que vemos a continuación:
  • Tonos planos de diferente intensidad (1, 2).
  • Degradados de más a menos intenso (3, 4)
  • Formas geométricas o volúmenes simples (cubos, prismas, pirámides, cilindros, esferas, etc) A los que daremos diferentes degradados o entonaciones a cada una de sus caras. (5)


  A la hora de realizar los sombreados y degradados de grises hay que buscar la variedad de texturas y trazados diferentes que nos ofrece el lápiz. Aunque al tema de las texturas ya le dedicaremos más tiempo, es bueno practicar desde el principio ejercicios como los propuestos anteriormente pero investigando en diferentes trazados, texturas y acabados, como los ejemplos que vemos en la siguiente ilustración.
   Para terminar un consejo. Para evitar manchas en el dibujo y en el sombreado provocadas por la grasa y humedad de nuestra propia mano al apoyarse y deslizarse sobre la superficie del dibujo o sobre lo ya sombreado, colocad un papel debajo de ella. La limpieza en un dibujo es fundamental. Limpieza en su sentido más literal y limpieza en el trazado. Un dibujo confuso es un dibujo tan sucio como uno con manchas o sombreados emborronados.

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